El otro día me preguntaron si yo pensaba que podía haber amores eternos. Y la respuesta es no, lo que si creo que es
eterna es la huella que dejan en las personas que lo sintieron, tanto el amor como el resto de sentimientos...que para mi
son el lenguaje del corazón...
La persona
puede desparecer de nuestras vidas por mil
razones, pero los sentimientos que nos
provocó quedaran con nosotros marcando
el resto de nuestra vida. Son como las
cicatrices que nos recuerdan una batalla,
como las marcas de guerra.
Cuando nos
enamoramos de alguien o sentimos algo por
una persona, algo especial, algo importante, esta persona se convierte en uno de los ejes de nuestras
vida y pasamos a hacer muchas cosas en función a la relación con esa persona.
Cambiamos
costumbres, hacemos o dejamos de hacer ciertas cosas en determinados momentos, estiramos el
tiempo...y todo para poder estar con ella. Así que es lógico que todo esto marque nuestra existencia
para el futuro incluso cuando ya no estemos juntos.
La huella de ese sentimiento junto con la del resto
que hemos vivido influirá en los actos y decisiones que tomemos en la construcción de nuestro
presente hacia nuestro futuro. Por eso cada relación que vivimos es diferente....cada relación es un
mundo distinto y la sentimos de distinta manera...porque según avanzamos en nuestras relaciones, la
siguiente estará influenciada por las huellas que dejaron las anteriores...
Algunas veces esas cicatrices
pesan demasiado y no nos dejan avanzar, porque más que cicatrices son heridas sin curar...algunos
tenemos la suerte de que el destino nos ponga en nuestro camino a alguien que nos ayudará a que
curen...a alguien que sabrá sacar de nosotros aquello que esta oculto por esas heridas ...a alguien a
quien no nos costará mostrarnos tal como somos...a alguien con quien dejaremos nuestra propia huella...
No hay comentarios:
Publicar un comentario